Industrie 4.0: ¿Y el humano en todo esto?

  • Expertos

    20 July 2021

Ya en 1936, Charlie Chaplin se burlaba, en su película Tiempos Modernos, de nuestra relación con la tecnología y las máquinas que no daban al hombre más que un papel de ejecutor. Si el taylorismo y el fordismo han tenido su día, reemplazados por nuevas formas de organización del trabajo donde las herramientas estaban esta vez al servicio del humano, en la industria 4.0, las máquinas se hablan entre sí, las líneas robóticas están interconectadas para una mejor productividad y las operaciones logísticas se autogestionan. ¿Y qué hay del hombre en todo esto? ¿Solo tendría un papel de policía, algo abrumado por la inteligencia de las propias máquinas? ¿Realmente estamos perdiendo el control? Es tiempo de volver a poner al ser humano en el centro de la industria 4.0.

Cuando la tecnología cambia las reglas del juego

Es un hecho: la Industria 4.0 está barajando las cartas y cambiando la organización jerárquica del trabajo. Al automatizar una serie de tareas, se reducen los márgenes de error, aumenta el rendimiento y se mejora la productividad. Hoy en día, dentro de una fábrica, dejando de lado los trabajos más cualificados (diseño, I+D, informática, por ejemplo), la producción se lleva a cabo más a menudo en talleres de líneas más o menos automatizadas, supervisados por operadores o por técnicos de mantenimiento que se encargan de corregir los problemas más urgentes.

La Inteligencia Artificial (IA) permite clasificar y analizar una gran masa de datos, y sacar a relucir los problemas, gracias al principio de «Machine Learning». La Realidad Mixta mejora las condiciones de trabajo de los operadores cualificados reduciendo los riesgos de calidad. Los vehículos guiados automáticamente (AGVs) o exoesqueletos reducen los riesgos asociados con los trastornos musculoesqueléticos. Por lo tanto, podemos decir que estas tecnologías, todas digitales, acopladas o no a la IA, la robótica o el IIoT (Internet Industrial de las Cosas) mejoran la calidad del trabajo, pero también la calidad de la vida en el trabajo. Relativamente complejas en su puesta en producción y su apropiación, hacen evolucionar la naturaleza del trabajo humano y empujan a los operadores a adquirir competencias, ya que es necesario saber reparar, programar y comprender una máquina para sacar todos los beneficios. ¿Y mañana? Cuando las máquinas sean completamente autónomas, ¿cuál será el papel del hombre? Aún no estamos allí, pero el plazo se acerca.

¿Y si ya hemos ido demasiado lejos?

El debate no es sobre si cuestionar o no el progreso. ¡La cuestión hoy es la de la subordinación de las máquinas a los hombres, y de los hombres a las máquinas! En el caso de ciertas tecnologías, como la realidad mixta, los robots industriales (cobots) o los exoesqueletos, el hombre mantiene el control total. Pero cuando se trata de la IA, el riesgo de pérdida de control es real.

Cuando vemos que en Japón[1], desde 2018, las acciones de algunos operadores son monitoreadas por sistemas de video y analizadas, que en los almacenes de Amazon, la IA que pronostica los pedidos y maneja los stocks, “dirige” a los empleados a través de los estantes, o que en Estados Unidos[2], miles de individuos trabajan en condiciones precarias para mejorar el aprendizaje de la IA y ayudarles a ser más eficientes, surge la cuestión del círculo virtuoso. Está claro que las derivaciones existen y que el desempeño de las herramientas a veces prima sobre las condiciones laborales de los hombres. Pero no olvidemos que las fallas en la Industria 4.0 son a menudo el resultado de malas decisiones humanas anteriores.

Evolución de la convivencia del hombre y las máquinas

No hay que asustarse: la visión apocalíptica de un mundo en el que el hombre sólo sería esclavo de las máquinas no es realista. No se trata de renunciar al progreso tecnológico, sino de que los humanos encuentren su lugar en este nuevo sistema. Las nuevas tecnologías traen consigo nuevos problemas. Hoy en día, no hay pérdida de control, el papel del hombre sigue siendo predominante. En la fábrica del futuro, siempre se producen imprevistos, averías y fallos de funcionamiento, y el hombre es el gestor del parque de inteligencia de las máquinas. Monitorea, resuelve problemas, repara, actualiza y, sobre todo, toma decisiones críticas.

Si la IA prematura el pensamiento analítico sacando a la luz los datos más sensibles, es sólo una herramienta para el hombre que mantiene todo su poder de decisión: la IA permite actuar más rápidamente. Es una y otra vez el que también establece, alimenta y entrena la IA. Mientras no se le conceda esta capacidad de toma de decisiones – si es que es capaz de hacerlo – el lugar del ser humano seguirá siendo central. En este contexto, la tecnología permite a las personas ganar altura. Y aunque la naturaleza del trabajo cambia, algunas cualidades humanas como la empatía, la adaptabilidad[3] o la creatividad no están listas para ser superadas por las máquinas. La convivencia entre el hombre y las máquinas se transforma así en una colaboración beneficiosa para todos.

¿Tecnologías que impulsan la respuesta… y la reubicación?

Desde una perspectiva global, las tecnologías 4.0 también están desafiando el orden establecido en términos de competitividad. La deslocalización masiva, fomentada por la presencia de una mano de obra cada vez más barata, ya no será necesaria en el caso de las plantas más automatizadas. Se tenderá a mejorar los conocimientos técnicos de los operadores especializados in situ. Si añadimos a esto las cuestiones de la resistencia de la cadena de suministro -que la crisis de Covid-19 sólo ha puesto de relieve- podemos afirmar que la Industria 4.0 puede desempeñar un papel a favor de la reubicación más acorde con los enfoques responsables de las empresas del siglo XXI.

Permanezcamos en guardia, pero tranquilicémonos por el momento: el hombre conserva un lugar destacado y sigue siendo LA fuerza de propuesta en todo proyecto de mejora continua industrial. Corresponde a los industriales utilizar estas tecnologías en contextos portadores de mejoras de las condiciones de trabajo: no es la máquina la que toma la decisión estratégica y/o económica de su utilización, también el peligro de alienación a las máquinas no se acercará. Fuera del marco industrial, se trata también de la confianza, esta vez en el Estado, para aportar un marco legislativo y reglamentario adaptado. Por lo demás, nos remitimos a la afirmación del filósofo Michel Serres «Las nuevas tecnologías nos condenan a ser inteligentes», en todos los planos. 

[1] Como Panasonic está reinventando el Kaizen para crear su planta modelo para la industria del futuro – L’Usine Nouvelle, 02/11/18

[2] La investigación sobre el dinero en efectivo investiga a los trabajadores a la sombra de la industria digital Le Figaro, 24/09/19

[3] Sorpresa sorpresa : Mercedes reemplazara los robots por…humanosLinkedIn, 01/03/2016

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