La Covid ha sido el amplificador de una tendencia instalada: la salud es la preocupación prioritaria de nuestros conciudadanos y actúa como un marcador social, vector de inserción o exclusión, de valorización de sí mismo o de discriminaciones – por la obesidad, las enfermedades metabólicas o civilizacionales.
La Covid prueba también que las enfermedades infecciosas se multiplican e intensifican: hace cincuenta años, había de una a dos nuevas epidemias o zoonoses por década, ¡ahora hay varias al año!
La época está marcada por esta paradoja: a la vez el desarrollo récord de vacunas anti-Covid; y una gran inercia de cara a las causas de estas epidemias: deforestación masiva, agricultura intensiva, reducción de la biodiversidad, calentamiento climático…
Además, la falta de cultura científica lleva a una parte de la población a polarizarse, entre pro y anti innovación. Este enfoque simplista, alimentado por los medios de comunicación y las redes sociales, crea un caos informativo permanente.
Ahora bien, el enfoque de la salud debería ser mundial y sistémico, armonizando las políticas con vistas a un bien común. Habría que repartir mejor los desafíos de la investigación clínica entre los interesados: poderes públicos, asociaciones, laboratorios, asociaciones científicas… así como ciudadanos y pacientes, que están insuficientemente implicados.
Odile Peixoto
Directora del departamento de salud de BVA
Cifras clave
- 6.200.000 de millones de dólares: mercado mundial de la salud.
- 230.000 millones de dólares: estimación del mercado global de la e-salud en 2023.
- 977.000 millones de euros: mercado mundial del medicamento en 2019.