El acceso al espacio acelera su diversificación gracias a la reutilización de lanzadores pesados. De hecho, la Comisión Europea preconiza una alianza en la materia. Una primera etapa pasa por el proyecto Themis, financiado por la Agencia espacial europea, al que contribuyen ArianeGroup, Cnes y Onera. Algunos proyectos se interesan también por lanzadores aeroportados, embarcando satélites de unos cien kilos.
En términos de fabricación y explotación, prevalecía hasta ahora el recurso a componentes específicos y satélites pesados. La lógica cambia con la utilización de elementos electrónicos estandarizados, colocados en redundancia, y la multiplicación de las constelaciones de nanosatélites, como en las redes Starlink, OneWeb o Kineis en Francia.
Este modelo hace disminuir los costes de fabricación y de seguro, aumentando a su vez la «revisita», es decir el sobrevuelo de las zonas terrestres, ya sea con fines de telecomunicaciones, Internet, agricultura, meteorología, ámbito marítimo, defensa… En contrapartida, habrá que gestionar cada vez más los desechos espaciales, por ejemplo concibiendo «colectores» y modelos autodestructibles en fin de vida.
El espacio también se ha convertido en un entorno de confrontación militar, en el que hay que poder vigilar y proteger los satélites, con ayuda de radares en el suelo y de sistemas centinela colocados en órbita. Esta protección gozará, a largo plazo, del cifrado cuántico de las comunicaciones.
Jean-Claude Traineau
Director Espacio en Onera (Oficina nacional de estudios e investigaciones aeroespaciales)
Cifras clave
- 477.000 millones $: mercado mundial del ámbito espacial en 2020.
- 14.880 millones €: presupuesto espacial 2021 – 2027 de la Unión Europea.
- Cerca de 3.000 satélites en órbita.
Sources : L’économiste, Ça m’intéresse, La Tribune
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