La pandemia del Covid ha provocado un choque “exógeno” en el sector de la energía, con un retroceso de un 6 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2020, pero que seguramente se “borre” a partir de 2021 por el efecto rebote económico mundial.
Nuestras sociedades no consiguen separar crecimiento económico y economía descarbonizada. Ahora bien, nosotros necesitamos un choque “endógeno” potente, inmediato y duradero. Éste pasa por varias dimensiones complementarias.
En el frente de la demanda, ello se refiere a la sobriedad energética y los cambios de consumo en la distribución especializada, las actividades de tiempo libre, el alojamiento, los desplazamientos… Ello requiere también generalizar tecnologías ecorresponsables en la producción, los transportes, la calefacción, el aislamiento, la iluminación… Las empresas más energívoras evolucionan rápidamente en esos temas, bajo el empuje de la opinión pública.
En el frente de la oferta, hay que revisar la relación entre usos y combinación energética, reducir drásticamente el número de centrales de carbón y desarrollar masivamente las energías renovables (biogás, solar, eólica, hidroelectricidad…) asociadas con las nuevas tecnologías y usos del futuro – por ejemplo, la movilidad hidrógena.
Carine Sebi
Profesora en Grenoble escuela de gestión. Coordinadora de la cátedra «energía para la sociedad»
Cifras clave
Perspectivas 2030:
- 38 % de los gases de efecto invernadero todavía generados por el carbón.
- Reducción del 27 % de gases de efecto invernadero (escenario 1, «a medidas constantes»).
- Reducción del 46 % de gases de efecto invernadero (escenario 2, de «desarrollo sostenible»).
Fuente : Agencia international para la energía (IEA)
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